SINOPSIS
Si
por algo destaca esta novela es por su personaje, Gertrudis, más
conocida como la tia Tula. Y es que Unamuno es creador de grandes
personajes: Augusto Pérez en Niebla, Abel Sánchez en la novela del
mismo título... Desde las primeras páginas, la personalidad de este
personaje se perfila como arrolladora y absolutamente dominante. En
todas las escenas aparece. Ella es quien toma todas las decisiones y
todos los demás personajes las acatan. Y si alguno de ellos le pone
un "pero", siempre tiene la respuesta adecuada.
Gertrudis
tiene sólo una meta en la vida: la maternidad. Más que una meta es
una obsesión. Ella quiere ser madre. Ella quiere dar vida. Pero vida
espiritual. Ella no quiere mantener relaciones carnales. Parece
tenerle miedo al sexo contrario. Le parece ver algo impuro en las
relaciones sexuales. Así que se aparta de cualquier posible
relación.
Cuando
su hermana y ella conocen a Ramiro, ella no puede evitar sentirse
atraída por él, pero hace todo lo posible para que se fije en Rosa
y que Rosa se fije en él. Consigue que se casen y cuando los hijos
llegan, será ella quien ocupe esa figura de la madre. E incluso los
propios niños llegarán a llamarla madre, y es que cumple ese papel
a la perfección. Su deseo está cumplido. Es madre y es virgen.
Cuida de los hijos de su hermana y los guía y los educa como ella
quiere. Son "sus hijos". Y de este modo cree asegurarse la
inmortalidad de su alma.